Es evidente que no
todos los pasodobles son toreros: los hay de concierto o
canción o pasodobles festivos, o pasodobles-marcha, los
cuales a su vez incluyen los pasodobles regionales y los
estudiantiles de las tunas universitarias. En el
pasodoble-marcha, la función condiciona el estilo y así el
ritmo más contínuo y admite menos licencias. Los giros
melódicos y armónicos han de ser más sencillos, pues hay
que facilitar su ejecución mientras se va desfilando. Son
ejemplos "Los Voluntarios" de Jerónimo Jiménez, "La Dama
de Elche", etc. Paralelo al pasodoble-marcha, se encuentra
el pasacalle, que no es macial sino marchoso,
callejero..., cuyos representantes pueden ser "La ventera
de Alcalá", "La Celestera" y "Las Leandras". Entre los
pasodobles regionales, desde luego, tenemos tanta variedad
como regiones, y así, existen pasodobles con aire gallego,
asturiano, mantañés, vasco, navarro, catalán, aragonés...
Por ejemplo "Aires gallegos", "Viva la jota" y "Sabiñán"
de Pascual Marquina, "Los de Aragón" de José Serrano,
"Islas Canarias" de José María Tarridas, "Iscar en
Fiestas" de Eugenio Gómez, "La Kermés de las Vistillas" de
José María Martín Domingo, "Puenteareas", de Reveriano
Soutullo, "Santander" de Ernesto Rosillo, etc. Capítulo
aparte merecerían, por su abundancia, los pasodobles
andaluces y los falleros o valencianos. Entre los primeros
podemos citar "Al son de mi pasodoble" y "Cuna cañí" de
Bolaños y Angel Ortiz de Villajos, "En er Mundo" y
"Talento" de Juan Quintero, "Recuerdos" de Eugenio Gómez,
etc. Y entre los valencianos "L'entra de la murta" de
Salvador Giner, "El Fallero" de Jose Serrano, "El
Socarrat" de José Terol Gandía, "La Entrada" de Quintín
Esquembre, "La festa del pobre" de Francisco Alonso o "Les
fogueres de San Chuan" que se oyó por primera vez en Junio
de 1929 y fue compuesto por Luis Torregrosa García, que
era director de la Banda Municipal de Alicante y encargó
la letra al periodista y foguerer José Ferrándiz
Torremocha. Este pasodoble se gestó en el taller de
Juanito El Santero, sito en el Callejón Deán Bendicho. Las
tunas estudiantiles, por su parte, cantan habitualmente
"La morena de mi copla" de Carlos Castellanos,
"Clavelitos" de Genaro Monreal o "Estudiantina portuguesa"
de José Padilla. Los pasodobles de concierto pretenden ser
más solemnes, más clásicos y presentan una estructura
musical que no se debe alterar en lo más mínimo: tras una
breve introducción, la primera parte es brillante y
arrogante y la segunda -también llamada trío- se
caracteriza por su carácter melodioso y colorido
instrumental, lo cual obliga a elegir temas más suaves
acompañados de una instrumentación menos esplendorosa que
en la primera parte. Uno de los primeros compositores que
cultivó esta variedad de pasodoble fue el maestro Eduardo
López Juarranz (1844-1897), autor de "La Giralda", a quien
siguieron Ramón Roig, el autor de "La gracia de Dios",
Antonio Alvarez, autor de "Suspiros de España", Santiago
López autor de "Gerona", "Valencia", o José María Martin
Domingo autor de "La Kermés de las Vistillas", Reveriano
Soutullo autor de "Puenteareas", Javaloyes autor de "El
Abanico", interpretado habitualmente en los actos
oficiales de la Casa Real, "Certamen levantino" de Ricardo
Dorado Janeiro, "Todos son nubes" de Román de San José,
etc. Entre los pasodobles festeros o festivos, los más
conocidos, sin duda, son "Paquito Chocolatero" de Gustavo
Pérez Falcó, y "El fallero" de José Serrano Simeón. Se
considera que el primer pasodoble festero fue compuesto
por José Espí de Ulrich en 1801 y se tituló "Anselmo
Aracil". Paralelo a este tipo de pasodoble se encuentran
las marchas de los desfiles de moros y cristianos de la
Comunidad Valenciana, la primera de las cuales fue
"Mahomet", escrita por Juan Cantó Francés en 1882 para la
Entrada Cristina y a primeros del siglo XIX "A-Ben-Amet"
considerada la primera marcha árabe. Por otra parte, hasta
1817, las "filaes" moras y cristianas desfilaban sin
música o acompañadas sólo de percusión, pero a partir de
ese año la "filá Primera de Lona" se hizo acompañar en la
entrada de moros por la Banda de Música del Batallón de
Milicianos y en menos de diez años todas las comparsas
eran amenizadas con polcas, mazurcas, habaneras... hasta
que nacieron las marchas citadas anteriormente y hasta hoy
que contamos con piezas como "Suspiros del Serpis", "Ecos
de levante", "L'ambaixador Cristia", etc... Los
pasodobles-canción merecerían muchas páginas no solo por
la cantidad y calidad de títulos, sino también por la
cantidad y calidad de intérpretes, anécdotas o
curiosidades que de ellos se pueden encontrar en la
bibliografía. La canción española y dentro de ésta el
pasodoble-canción, nace cuando comienza el declive de los
charlestones y cuplés y alcanza su máximo apogeo en las
décadas de los años 50 y 60. Cuplés como "Las tardes del
Ritz" de Genaro Monreal, "Tápame, tápame" de Ricardo Yust,
"Bajo las fuentes de Sena", de Valverde, León y Quiroga,
"Fumando espero" de Félix Garzo y M. Viladomat, etc. y
artistas de las décadas de los años 20 y 30 como
Ercarnación López "La argentinita", Carolina Otero "La
bella Otero", Anita Delgado y otras van a ir cediendo
progresivamente. La gloria del éxito a Estrellita Castro,
Conchita Piquer, Juanita Reina, Angelillo, Paquita Rico,
etc, interpretando otros estilos como zambras, bulerías
canciones, tanguillos, farrucas y por supuesto,
pasodobles-canción. Son ejemplo de ello títulos como "A la
lima y el limón", "Cárcel de oro", "Eugenia de Montijo",
"Lola Puñales", "Mañana sale", "Tatuaje", "Ojos verdes",
"Y sin embargo te quiero", "La zamorana"... Entre los
pasodobles-canción la lista también es larga; "Capote de
grana y oro", "El relicario", "Mi jaca", "Franciso
Alegre", "Con divisa verde y oro" y "Chiclanera". Otros
títulos conocidos son "Carmen de España" interpretado por
Carmen Sevilla, "Romance de valentía", "Almudena", "En
tierra extraña" cantados por Conchita Piquer, "Ay!
Maricruz", "Trinia", "El beso", "Luna de España", "Doce
cascabeles", "y viva España", "Viva el pasodoble", etc.
Importantes son los títulos y los intérpretes, pero
también debemos acordarnos de los creadores de la música y
el texto. Son ellos desde la sombra de un segundo plano y
eclipsados por la figura del intérprete -con quién el
público identifica la canción-, los verdaderos artífices
de las partituras. A ellos, o más propiamente a su
inspiración y su técnica, les debemos esos momentos de
alegría, esas sensaciones de exaltación del espíritu,
cuando escuchamos las grabaciones o las interpretaciones
en directo. Manuel López-Quiroga compuso más de cinco mil
canciones, muchas de ellas con letra de Rafael de León y
Antonio Quintero; se trata de verdadeas poesías con
música, verdaderas historias en tres minutos... Los tríos
artísticos parece que eran el secreto del éxito y otro de
éstos lo formaron el músico Juan Solano y los letristas
José Antonio Ochaíta y Xandro Valerio. Otros han sido Juan
Mostazo Morales y Ramón Perelló, Salvador Valverde, Manuel
Gordillo, Genaro Monreal, Fernando Moraleda, Legaza.